martes, 8 de diciembre de 2015

Itinerarios para Mayores en la Ciudad


Marc de Rooij es un arquitecto especializado en las condiciones espaciales mas adecuadas para un mayor bienestar y adaptación de los entornos a las personas y sus necesidades. Profesor de la Escola de Disseny de la Universitat Ramón Llull, leyó su tesis doctoral este año centrada en el diseño de los espacios vitales destinados a las personas mayores. 

Desde una perspectiva más personal, hoy nos propone estas sugerentes ideas:


Un itinerario vital para cada ciudad, y para mi madre 

Asociar el cambio demográfico con el futuro es algo tan fácil como posponer cualquier solución a su problemática. Preferimos aceptar nuestro propio envejecimiento más bien mañana que hoy mismo. No obstante, tener visión de futuro es importante, sobre todo cuando las dificultades se pueden presentar de pronto, sin aviso previo. Puede parecer extraño hablar de mi madre, cuando trato de hablar de urbanismo, pero creo que es esencial para entender la naturaleza de la problemática. 


¿Cuál es entonces la problemática? Pues, es bastante simple: mi madre ya no sale de casa. Tiene miedo a poder caer, a quedarse sin respiración, a encontrarse indefensa ante la frenética ciudad. Y lo sorprendente de esta “problemática” es que llegó por sorpresa. Ella siempre era energética, iba arriba y abajo, en coche, en bici o andando, hasta que un día sus rodillas decían osteoartritis, y sus pulmones decían pleuritis. Ahora se queda muchos días sola en casa, sin posibilidades de salir. 


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Si entiendo que mi madre puede ser cualquiera de nosotros, y que en 2050 habrán más personas mayores que jóvenes, aparecen contrariedades varias, o mejor dicho: diferentes necesidades a satisfacer. 

Pueden parecer frenéticas, las ciudades, pero también son conservadoras; les cuesta mucho tiempo e inversión hacer cambios importantes y estructurales. Cualquier paso adelante requiere consenso social, acuerdos políticos y recursos económicos, difíciles de conseguir, y una vez conseguidos, la implantación de los cambios es casi siempre a largo plazo. El coloso ciudad no se mueve fácilmente: sus vías y cimientos están bien anclados. No es fácil, ni rápido solucionar sus problemas o necesidades. Hete aquí la necesidad de asociar el cambio demográfico al presente. 

Las ciudades son creadas por nosotros y para nosotros, pero a veces parece que se han escapado de nuestro control; tienen su dinámica propia. Y esto es algo estimulante y atractivo que nos proporciona inspiración y vida. No obstante, ante el cambio demográfico hay que procurar que continúen abiertas y accesibles, ya que incluso nos pueden proporcionar un envejecimiento saludable y activo. En iniciativas internacionales, como la que propone la Organización Mundial de la Salud, ya se apuesta por adaptar los entornos a las características de las personas mayores, entre otras medidas que afectan a los estilos de vida y condiciones sociales. 

Espacios de participación de personas mayores
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Hay que seguir profundizando, sin embargo, en el diseño y uso de los entornos físicos de las personas mayores, tanto si es rural como urbano. 

La ciudad es una plataforma de intercambio social por excelencia; una conversación de cinco minutos, un encuentro por sorpresa o una mirada inesperada contrastan con el silencio que podemos encontrar dentro de las cuatro paredes de nuestra casa. Poder participar en la sociedad, ser reconocido en una red social, y no tener la sensación de exclusión, mejora la autopercepción y refuerza la identidad de las personas. 

Y entonces, ¿qué propongo para mi madre? Me gustaría abrir nuevas vías hacia ciudades amigables para la gente (en camino de ser) mayor. Y una de las propuestas aplicables es la creación de itinerarios vitales; itinerarios que nos proporcionen seguridad, estímulos sensoriales y un fácil intercambio social. Consciente de la inviabilidad de cambiar ciudades enteras, elegir y diseñar cuidadosamente dichos itinerarios es una tarea difícil pero conveniente. Se trata de unir puntos de interés por vías muy accesibles, proporcionando un abanico amplio de eventos diferentes. 

Un itinerario vital reúne 4 características esenciales: es funcional, social, sensorial y servicial. O dicho de otra manera: 

(1) es accesible, facilita la ejecución de tareas y proporciona puntos de descanso
(2) conecta plazas y escuelas 
(3) conduce a zonas verdes y huertos 
(4) y enlaza tiendas, bibliotecas, farmacias y centros de día o sanitarios. 

Seguramente, para conseguir itinerarios vitales solo falta coordinar y conectar diferentes propuestas o actuaciones independientes. Muchas iniciativas ya están en marcha; solo hay que trazarlas e interconectar los ejes. Cuando la participación ciudadana encuentra su matriz, la ciudad íntegra se beneficia, y mi madre también.



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  ¡Diseña tu Futuro!


mdroo
mdroo.wordpress.com

viernes, 26 de junio de 2015

Reproducimos el artículo que nos pidieron en la plataforma Urban Living Lab, formada por amantes de las realidades urbanas, sus complejidades y soluciones.
Esperamos que os resulte sugerente.

http://www.urbanlivinglab.net/espacios-de-vida/

LAS CIUDADES COMO ESPACIOS DE VIDA 

Isabel Sierra

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Desde el discurso de la modernidad, vamos avanzando hacia lo complejo en el ámbito urbano, tanto en el análisis de las propuestas arquitectónicas como en  el creciente interés en recuperar el concepto y la práctica de la planificación como regulador y ordenador de un modelo de ciudad concreto.
Olvidamos a menudo, en este siglo XXI, que las ciudades tienen un sentido primario que se sustenta en un concepto muy sencillo: ofrecer las condiciones de vida óptimas para la vida de las personas.  Cinco mil años atrás, en el 3000 a.c, los comportamientos itinerantes de los seres humanos en busca de alimento y agua, empezaron a cambiar en un contexto geográfico concreto: la cuenca del río Tigris y el Eufrates, en la actual Irak, que por sus condiciones naturales en relación al agua, la orografía y tipo de tierra que permitían un desarrollo agrícola que llevó a generar los primeros asentamientos humanos, como semilla de lo que después ha ido siendo la revolución urbana.  La transformación en el uso de los recursos naturales conllevó el inicio de las sociedades, tal como las conocemos ahora, basadas en la cooperación y apoyo mutuo, en la división de roles, en la mejora cultural progresiva (lenguaje, escritura, pintura, política…) y siempre vinculada también a la innovación tecnológica (a la rueda le siguió el arado, los instrumentos de carpintería o la vela).
Catal Huyuk
Catal Huyuk, en la actual Turquía
También el agua y su salubridad fue motivo de la invención del alcantarillado y el desarrollo urbanístico en las ciudades romanas, aunque no fue hasta mediados del siglo XIX que se inicia el concepto y las prácticas de la salud pública vinculada especialmente a las ciudades, en donde la aglomeración, múltiple usos de los espacios y practicas poco higiénicas hicieron emerger epidemias y múltiples problemas de salud que obligaron a estudiar el entorno de las personas para identificar los posibles riesgos, así como identificar patógenos víricos y bacterianos que sólo tenían un objetivo: evitar los miles de muertes originadas en el entorno de las ciudades. En un estudio de Hauser, en 1.913, se concluye que de las siete ciudades con más de 100.000 habitantes en España, sólo dos contaban con una red amplia y moderna de alcantarillado (Zaragoza y Sevilla), aunque las deficiencias en el suministro de agua eran graves.
Desde entonces, hay criterios técnicos y conceptuales que ya integran las necesidades humanas en las prácticas urbanísticas, aunque no siempre recordamos ya los motivos. Para presentar brevemente cuáles son esas necesidades básicas, apelamos a un autor bien conocido como Maslow que identificó en forma de pirámide jerarquizada los principales aspectos que un ser humano necesita para desarrollarse en una sociedad como la que él conocía, en el siglo XX. Habría que preguntarse si en los últimos decenios la incorporación de las TIC en muchos aspectos de nuestras vidas ha hecho que esas necesidades varíen en algún sentido, pero me inclino a pensar que no demasiado, desde el momento en que se fundamentan en la evolución humana hasta nuestros días, a partir del aprendizaje durante siglos, tanto de las habilidades individuales como de la construcción social.
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Pirámide de las necesidades humanas, Maslow 1943
Además de las necesidades fisiológicas, esenciales para la supervivencia, y en las que el entorno urbano vemos que afecta en muchos aspectos, nos encontramos con otras de orden social, cultural e incluso espiritual que también los escenarios físicos en los que vivimos pueden favorecer o no.  Es evidente que algunas de estas necesidades encuentran mayor cobertura en espacios rurales, en los que los riesgos de la contaminación atmosférica derivada del transporte a motor, o el contacto con espacios naturales, esenciales para la necesidad de contacto con el “verde” como especie humana, son más fáciles de conseguir. Sin embargo, otras necesidades humanas no tan primarias sino  más relacionadas con la evolución cultural del ser humano, pueden ser más fáciles de cubrir r en los entornos urbanos, como el acceso a la cultura, la educación, el desarrollo intelectual o  las relaciones sociales diversificadas.
¿Por qué, entonces, está emergiendo en los últimos años esta necesidad de reivindicar la ciudad de todos y para todos?  La propia evolución de las sociedades urbanas desde primeros años del siglo pasado nos ha señalado claros reflejos de sofisticación en el concepto urbano y de alejamiento progresivo de las premisas que condicionan la relación de las personas con el espacio, tanto desde el punto de vista subjetivo como desde el rol de grupos sociales y micro sociedades.
Si tomamos como objeto de análisis la vida cotidiana y nos situamos en el plano de la dinámica de las personas y sus necesidades, vemos que las ciudades no sólo han ido creciendo de forma alejada de la escala humana, sino que este crecimiento ha significado una complicación progresiva de la vida de las personas, al ir añadiendo elementos como el transporte y la movilidad, que van paralelos a la oferta de vivienda accesible y de un empleo, al menos, en el mismo municipio en el que se vive. Siguiendo la cadena, la extensión de la red espacial en la vida de las personas y la no consecuente creación de sistemas de movilidad más ligeros y adaptables a itinerarios en zonas y horas punta, ha consolidado el comportamiento colectivo del uso del vehículo privado contaminante, creando a la vez una solución parcial para el individuo que se desplaza, y también un problema colectivo, ante las concentraciones, atascos y consecuente contaminación del aire que respiramos.
Volvemos así a la base de la pirámide; ahora no podemos respirar en las ciudades. El ciclo ha durado muchos años, era previsible, había soluciones y desde ninguna instancia, ni la particular, ni la municipal, ni la empresarial, ni la estatal, ni la internacional, se han ocupado en estos años en generar soluciones prácticas y colectivas que impidiesen el problema de forma eficaz.  Las enfermedades actuales de tipo asmático y respiratorio están claramente relacionadas con el aire que respiramos, no sólo en la persona que vive en ese entorno, sino que afectan al feto y su desarrollo pulmonar desde el embarazo y ocasionan patologías crónicas respiratorias que van aumentando con los años.  Podemos también hablar de cáncer u otros problemas autoinmunes en los que las características del aire, del agua y de la calidad de nuestros alimentos son claros determinantes y van acumulándose, como un goteo constante negativo, en nuestro potencial de salud al nacer.
Transportar los alimentos de un continente a otro, no sólo requiere de más gasto energético, sino también de un tratamiento químico de éstos que afecta a nuestra salud. ¿Por qué emergen ahora los huertos urbanos?  Por ocupar un espacio colectivo en la ciudad, por introducir el color verde en nuestro escenario cotidiano, por crear y construir algo propio y, también, para comer más sano.  Los movimientos de decrecimiento nos indican la necesidad de reflexionar claramente sobre las dinámicas de nuestras vidas y, sobre todo, en qué se basan, en qué clase de creencias y valores fundamentamos nuestras decisiones cotidianas, nuestras compras, nuestra propia percepción de la vida y lo que nos rodea.
Hemos visto claro que las ciudades son, esencialmente, un espacio para vivir y la necesidad de la ciudadanía de recuperar su espacio ha hecho emerger movimientos vecinales y activistas que reclaman el derecho a la ciudad, como patrimonio propio. Como vemos, no es tan fácil transformar nuestra realidad interna a la liquidez prevista por Bauman,  y la revolución tecnológica que va paralela al desarrollo urbano tendrá, una vez más, que adaptarse a las necesidades humanas.
Isabel Sierra para urban Living Lab, Junio 2015

REFERENCIAS
Bauman, Z. (1999) Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.
Maslow, A (1943) Una teoría sobre la motivación humana.
Sierra, I (2015)  Ciudades para las personas. Escenarios de vida.  Ed. Diaz de Santos

jueves, 11 de junio de 2015

ANALIZANDO LA CALIDAD DE VIDA URBANA

Hace unos meses, el conocido blog Paisaje Transversal nos pedía un resumen del proyecto de investigación en el que estábamos enconces inmersos y que ahora, en Junio, vamos finalizando. 



Aportamos aquí el artículo para vuestro conocimiento. 

Quereis saber más?  En pocas semanas expondremos algunas de las principales conclusiones. Estad atentos/as. 

Civitas Innova
Sobre lo "CIVICO"

Nuestro admirado Domenico Di Siena se acerca al concepto en su último artículo en La Ciudad Viva  en el que nos confiesa su preocupación por entender su oficio desde la relación con el cliente y con el entorno de éste. Al ir indagando y llegar al concepto de innovación social, nos recuerda su trabajo con Igor Calzada y Adolfo Chautón "Macro, Meso, Micro. Modelo Sistémico del Territorio desde la Innovación Social", concepto en el que reconoce no sentirse del todo cómodo. Según sus propias palabras: 


"Desafortunadamente el concepto de Innovación Social se ha vuelto un comodín para cualquier política territorial, con el peligro de acabar siendo una estéril apuesta por el “emprendedurismo social” sin haber generado la necesaria relación con la realidad y el capital humano, social y económico del territorio" 

La vinculación de la innovación social que atribuye de forma direccional con la política le lleva a desconfiar inmediatamente del concepto, como si la política fuese patrimonio esencial de lo institucional y no fuese también esencia de lo ciudadano. Las recientes elecciones municipales han demostrado que el movimiento ciudadano es esencial para hacer política desde la proximidad, pero que el juego democrático conlleva la necesidad de constituirse en organización política para poder transformar desde dentro el propio sistema con el que no se está de acuerdo. Veremos en el futuro si esa combinación es factible y consigue contaminar con los conceptos de "buen gobierno" a las instituciones públicas responsables del bien comun. 

Llegando al concepto de "Innovación Cívica", Di Siena amplia la perspectiva al incluir en el discurso de la transformación no sólo a las personas sino también a los territorios y ecosistemas que se dan en un contexto dado. Más allá de la participación ciudadana, es necesaria, según el autor, generar procesos estables de intervención y presencia en el territorio, con el objetivo de transformar sus condiciones.  


Nos propone revisar una iniciativa reciente llamada CivicWise creada en Londres y que se propone ofrecer mecanismos para un urbanismo más participativo. Su creación responde a cuestiones como:

- ¿seremos los ciudadanos/as capaces de volver a ser protagonistas de nuestros hábitats más allá de los típicos posicionamientos basados en la representatividad?
- ¿puede un ciudadano/a ser prosumidor del territorio que habita sin que la legitimidad de su acción dependa siempre de una clara diferenciación entre el trabajo profesional (formal) y el trabajo voluntario (informal)?
- ¿podemos los ciudadanos asesorar y trabajar codo a codo con los ayuntamientos y las autoridades locales? 

Se pregunta Domenico si seremos capaces de realizar un proyecto tan ambicioso... seguro que SI!  

Desde nuestro paradigma multidisciplinar, sabemos que los procesos de construcción social se fundamentan en la relación alrededor de objetivos comunes y también que el espacio es uno de esos elementos en los que las personas tienen más interés en participar. 



Como en el urbanismo, la metáfora de "tejer" toma relevancia en la generación de las redes que han de sustentar una idea, un propósito que por necesidad ha de representar lo colectivo. Es la esencia de la democracia, olvidada por la cultura de la gestión y más allá de la estrictamente economicista. 

La respuesta es que SI puede conseguirse la implicación ciudadana, más allá de la participación, desde el supuesto del interés común, que no siempre es fácil de identificar o bien no siempre es representativo de la totalidad de la población, o bien incluso aleja a aquellos/as que se sienten marginados de un sistema en el que ni siquiera creen que pueda cambiar nada. 

La lógica de la participación ciudadana y el trabajo comunitario, tan evidente ahora para los constructores físicos de las ciudades, requiere de una metodologia específica, de trazo fino y amplia antena social, para identificar las percepciones de las personas que forman parte de un colectivo, hacer destacar aquellos elementos entorno a los cuales pueden enredarse en un entramado creativo y, sobre todo, consolidar propuestas que sean respetadas y sostenibles en el tiempo. 

Es trabajo fino, lento, no siempre observable ni explicable para los que proceden de otras culturas profesionales, más tecnológicas o científicas. 

Lo social requiere visión social para comprender, mano social para dibujar y pies sociales para avanzar. 

viernes, 5 de junio de 2015

Últimos Proyectos de Civitas Innova



Nuestras acciones son diversas porque actuamos a partir de alianzas con otras personas y entidades con las que compartimos objetivos y la visión de las tendencias de futuro hacia nuestros entornos humanos y condiciones de vida. Todas ellas, sin embargo, tienen como finalidad la mejora de las condiciones de vida de las personas en sus entornos próximos.



En estos momentos (Junio 2015) estamos finalizando un estudio piloto en un municipio de Cataluña sobre la percepción ciudadana de la calidad de vida, además del análisis sobre equipamientos, servicios y espacios públicos, así como propuestas ciudadanas para la mejora de las condiciones de vida. 
A partir de los resultados de este estudio podremos ampliar la muestra de municipios, con características de población y sociales diversas, para que las variables estudiadas y métodos utilizados se configuren como sólidos en el análisis del concepto de calidad de vida en las ciudades de nuestro entorno próximo.

La posibilidad de ampliar la muestra de municipios nos permitirá, además de ofrecer resultados específicos para cada uno, ir analizando la percepción de la calidad de vida por parte de los ciudadanos/as, según sea su edad, sexo, nivel de estudios, situación laboral y otros elementos que nos aportarán evidencia científica sobre la medida de la calidad de vida en sociedades occidentales.  

En Mayo de 2015 presentamos el libro de nuestras colaboradoras "Ciudades para las Personas", en el que se abordan los diferentes determinantes para la salud y el bienestar social en las ciudades, derivados de varios aspectos:

Ciudades para las personas: Escenarios de vidaMedioambientales, sociales y también urbanísticos. Las vinculaciones entre el entorno físico y las oportunidades de vida de las personas y sus condiciones físicas están probadas: desde un análisis riguroso de la evidencia científica al respecto, se identifican los factores de riesgo para la salud en las ciudades pero también se presentan las propuestas basadas en recomendaciones internacionales, así como ejemplos de buena práctica y también condiciones clave para una implementación exitosa de éstas en las entidades públicas y otros agentes sociales.  La colaboración, en este caso, de una experta en urbanismo y otra en psicología social y de la salud, ha dado como resultado una obra de referencia a todos aquellos técnicos/as y responsables públicos que vean necesario transformar sus ciudades en favor de la calidad de vida de las personas. 









En 2013 colaboramos con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y el Colegio de Arquitectos para configurar un espacio de debate entre profesionales del urbanismo y especialistas en ciencias sociales y salud a fin de acercar posiciones en relación al concepto de hábitat humano. 

En estas sesiones de trabajo conseguimos consensuar lenguajes comunes en ambos campos científicos y técnicos, así como dar a conocer mútuamente los sistemas de trabajo respectivos que deben poserse en común en cualquier orientación transversal que favorezca avances técnicos aplicables a la realidad social.